| Investigación, reflexión y acción en la escuela del capitalismo tardío |
A docentes, estudiantes e
investigadores en general, y de las Ciencias Sociales en particular, interesados en desarrollar una
escuela crítica
Pierre
Vilar señalaba que la «historia razonada» significa «comprender el pasado para
conocer el presente». Y explicaba: «Comprender el pasado es dedicarse a definir
los factores sociales, descubrir sus interacciones, sus relaciones de fuerza, y
a descubrir, tras los textos, los impulsos (conscientes, inconscientes) que
dictan los actos. Conocer el presente equivale […] a someter a reflexión la
información deformante que nos llega a través de los media. “Comprender” es imposible sin “conocer”. La historia debe
enseñarnos, en primer lugar, a leer un periódico. Es decir, a situar cosas
detrás de las palabras». Creemos que esta afirmación conserva aún hoy, pese a
los años transcurridos, plena vigencia.
En primer
lugar porque, al igual que en las clases de Vilar, sigue habiendo muchos
jóvenes que entienden la historia como un conocimiento explicativo y útil para
el presente. No son pocos, asimismo, los que se sienten atraídos por la
historia de una manera u otra, en la medida en que vean reflejada en ella sus
intereses y preocupaciones. Y, sobre todo, porque en estos tiempos de crisis
general y sin conclusión a la vista, de incertidumbres y rupturas, la función
social de la historia y de su enseñanza, desde una perspectiva crítica,
adquiere una relevancia aún mayor.
Concebimos
la enseñanza como una actividad política (en tanto en cuanto educar
significa preparar para la vida en sociedad y parte ineludiblemente de una idea
determinada sobre la sociedad), que tenga como norte un objetivo emancipador. Queremos
contribuir, como señalaba el maestro Josep Fontana, a «evitar que se siga
intoxicando al común de la gente con una visión desesperanzadora según la cual
todo intento de cambiar las reglas del juego social lleva necesariamente al
desastre»; queremos ayudar a nuestros estudiantes a imaginar un futuro
habitable.
La historia
escolar tiende a justificar su existencia, precisamente, por su potencialidad
explicativa del mundo al que se enfrentará nuestro alumnado. Sin embargo, ni
nuestra experiencia como profesores, ni la percepción de estudiantes y familias
permiten corroborar esa pretensión. Lejos de ello, tendemos a reproducir las
viejas prácticas de un código disciplinar abocado a perpetuar el orden
social existente; o bien nos dejamos seducir por las promesas de tecnólogos y
tecnologías que tienen como trasfondo la misma concepción conservadora de la
sociedad.
Como
docentes dialéctico-críticos, disconformes con esa realidad profesional sólo en
apariencia escindida, pretendemos someter a una revisión permanente nuestra
propia práctica cotidiana: una reflexión que nos permita comprender mejor los
límites (sociales, económicos, políticos…) en que se desenvuelve nuestra actividad
docente, y a partir de la que investigar vías de trabajo dirigidas a
desarrollar acciones contrahegemónicas en el ámbito escolar.
Queremos,
pues, avanzar en el camino de un «ideal de formación» dirigido a comprender el
funcionamiento y la dialéctica del desarrollo de las sociedades del pasado, y
la forma en que se engendran la desigualdad y la pobreza; a concebir el
presente como producto histórico, y no como una realidad “natural”; a
identificar los elementos que lo han ido forjando, y que siguen impulsando el
cambio de las realidades sociales, en una relación compleja; y a analizar
críticamente (en el sentido más radical de la “crítica”, la que aborda los
intereses en juego y la denuncia de una realidad social opresiva, siguiendo
criterios de solidaridad y justicia) los discursos e interpretaciones que
pretenden explicar tanto el pasado como el presente, los proyectos de sociedad
que se hallan tras ellos y las acciones y decisiones en que se concretan.
Estimamos
que la forma más enriquecedora y potencialmente transformadora de abordar estos
objetivos es llevar a cabo esa reflexión (auto)crítica colectivamente. Por eso,
creemos necesario agruparnos, encontrarnos para reflexionar, discutir,
compartir y crear: queremos repensar nuestro papel en la sociedad y el trabajo
cotidiano que desempeñamos o queremos realizar, definir mejor las concepciones
en las que nos basamos y acercar a ellas nuestro quehacer, siguiendo la estela
y recogiendo el bagaje de los colectivos y compañeros críticos que nos han
precedido en el desarrollo de una Didáctica Crítica.
La
dedicación profesional de quienes hemos iniciado esta andadura condiciona
inevitablemente nuestro interés por la didáctica de las Ciencias Sociales. Sin
embargo, concebimos nuestra actividad en el marco más amplio definido por el
capitalismo tardío y las instituciones políticas que lo administran y sustentan.
Por ello, y por el carácter político que atribuimos a la educación, entendemos
que este proyecto no puede ni debe circunscribirse a los docentes en activo, ni
siquiera a los colectivos más directamente relacionados con esa materia, sino
que nuestra pretensión es abrir y extender el debate a todos los sectores
concernidos: docentes, estudiantes, familias y, en definitiva, quienes estén
interesados en desarrollar el carácter crítico de la Escuela y en profundizar
nuestra comprensión de su papel social.
Pedro A. Amores Bonilla (IES Victoria Kent, Elx).
Sergi
Sanchiz Torres (IES La Foia, Elx).
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